En el mes de la mujer queremos recordar a algunas mujeres puertorriqueñas que han dejado un gran legado en la historia de nuestro país.
Luisa Capetillo
Capetillo nació en Arecibo,
Puerto Rico un 28 de octubre de 1879. Su madre, Luisa Margarita Perone, una
inmigrante francesa, llegó a Puerto Rico en busca de trabajo como una tutora
para los hijos de una familia muy prestigiosa en Arecibo pero terminó haciendo
trabajo doméstico. Su padre, Luis Capetillo Echevarría llegó a Puerto Rico
desde España.
Luisa Capetillo fue educada en su casa donde recibió una educación más liberal de lo que podía esperar una mujer en esa época.
A los 19 años conoció y se enamoró de Manuel Ledesma, un joven de una familia muy rica en Arecibo.
Capetillo se convirtió en madre soltera pero le dejó sus hijos al cuidado de su madre y comenzó a trabajar en una industria de textiles. Posteriormente se convirtió en una lectora en las fábricas de tabaco en Arecibo. Un lector se paraba frente a un podio y leía en voz alta para que los trabajadores mientras cortaban los tallos de las hojas de tabaco y enrollaban los cigarros. En esa compañía fue donde Capetillo tuvo contacto con la unión-La Federación de Torcedores de Tabaco la cual estaba afiliada con La Federación Libre de Trabajadores.
Luisa Capetillo fue la primera mujer puertorriqueña en escribir acerca de las ideas feministas y las teorías de los derechos de la mujer. En 1909, Luisa escribió y publicó Mi Opinión sobre las libertades, derechos y deberes de la mujer. Apesar de considerarse una feminista nunca se unió a ninguno de las organizaciones feministas de su tiempo. Dedicó todos sus esfuerzos al movimiento laboral, creyendo que la unió era el vehículo para las mujeres pobres para obtener justicia e igualdad. Ella usaba pantalones en público, retando las costumbres sociales de ese tiempo. Ella abogó por una educación libre y liberal para los hombres y mujeres. En sus ensayos ella explica que la mujer debe escoger a quien van amar libremente sin interferencia legal o matrimonio. En 1911, Capetillo dio a luz a su tercer hijo que se llamó Luis Capetillo.
En 1912 viajó a la cuidad de Nueva York donde estableció lazos con trabajadores de tabaco puertorriqueños y cubanos. Escribió allí por muchos periódicos radicales y anarquistas. Un año después se mudó a Tampa, Florida donde trabajó como lectora en una de las compañías de tabaco. Durante su estancia publicó su segunda edición de Mi Opinión. Su próxima parada lo fue en Cuba donde se unió a los trabajadores de caña en su huelga organizada por la Federación Anarquista.
Regresó a Puerto Rico donde organizó y participó en varias huelgas incluyendo la Huelga de caña en 1916. Sobre 40,000 empleados de 32 municipalidades participaron en esta huelga que resultó en el aumento del salario en un 13%. Durante el período de 1916-1918 fue el periodo de actividad huelguista de la historia de Puerto Rico. Durante este tiempo Luisa viajó nuevamente a la ciudad de Nueva York donde estableció una casa para huéspedes y un café. También viajó a la República Dominicana para apoyar las huelgas en 1919.
Luisa Capetillo sufrió de tuberculosis y murió un 10 de octubre de 1922. Se puede decir que vivió una vida muy intensa y casi hasta el momento de su muerte peleó por las causas de los trabajadores y por la emancipación de la mujer.
Algunos libros escritos por Capetillo son: Mi Opinión,Ensayos Libertarios,La Humanidad en el Futuro y Influencias de las Ideas Modernas
Luisa Capetillo fue educada en su casa donde recibió una educación más liberal de lo que podía esperar una mujer en esa época.
A los 19 años conoció y se enamoró de Manuel Ledesma, un joven de una familia muy rica en Arecibo.
Capetillo se convirtió en madre soltera pero le dejó sus hijos al cuidado de su madre y comenzó a trabajar en una industria de textiles. Posteriormente se convirtió en una lectora en las fábricas de tabaco en Arecibo. Un lector se paraba frente a un podio y leía en voz alta para que los trabajadores mientras cortaban los tallos de las hojas de tabaco y enrollaban los cigarros. En esa compañía fue donde Capetillo tuvo contacto con la unión-La Federación de Torcedores de Tabaco la cual estaba afiliada con La Federación Libre de Trabajadores.
Luisa Capetillo fue la primera mujer puertorriqueña en escribir acerca de las ideas feministas y las teorías de los derechos de la mujer. En 1909, Luisa escribió y publicó Mi Opinión sobre las libertades, derechos y deberes de la mujer. Apesar de considerarse una feminista nunca se unió a ninguno de las organizaciones feministas de su tiempo. Dedicó todos sus esfuerzos al movimiento laboral, creyendo que la unió era el vehículo para las mujeres pobres para obtener justicia e igualdad. Ella usaba pantalones en público, retando las costumbres sociales de ese tiempo. Ella abogó por una educación libre y liberal para los hombres y mujeres. En sus ensayos ella explica que la mujer debe escoger a quien van amar libremente sin interferencia legal o matrimonio. En 1911, Capetillo dio a luz a su tercer hijo que se llamó Luis Capetillo.
En 1912 viajó a la cuidad de Nueva York donde estableció lazos con trabajadores de tabaco puertorriqueños y cubanos. Escribió allí por muchos periódicos radicales y anarquistas. Un año después se mudó a Tampa, Florida donde trabajó como lectora en una de las compañías de tabaco. Durante su estancia publicó su segunda edición de Mi Opinión. Su próxima parada lo fue en Cuba donde se unió a los trabajadores de caña en su huelga organizada por la Federación Anarquista.
Regresó a Puerto Rico donde organizó y participó en varias huelgas incluyendo la Huelga de caña en 1916. Sobre 40,000 empleados de 32 municipalidades participaron en esta huelga que resultó en el aumento del salario en un 13%. Durante el período de 1916-1918 fue el periodo de actividad huelguista de la historia de Puerto Rico. Durante este tiempo Luisa viajó nuevamente a la ciudad de Nueva York donde estableció una casa para huéspedes y un café. También viajó a la República Dominicana para apoyar las huelgas en 1919.
Luisa Capetillo sufrió de tuberculosis y murió un 10 de octubre de 1922. Se puede decir que vivió una vida muy intensa y casi hasta el momento de su muerte peleó por las causas de los trabajadores y por la emancipación de la mujer.
Algunos libros escritos por Capetillo son: Mi Opinión,Ensayos Libertarios,La Humanidad en el Futuro y Influencias de las Ideas Modernas
Ana Roqué de Duprey
Ana
nació el 18 de abril de 1853 en Aguadilla y
murió en Rio Piedras en el 1933. Ella fue maestra y sufragista. Luchó por el derecho de la mujer al voto. Mediante exámenes
libres se graduó de bachiller y de maestra de enseñanza secundaria. Pasó los
exámenes de maestra para la escuela elemental y enseñó en escuelas en San Juan,
Arecibo, Vega Baja, Ponce y Mayagüez. En 1899 fue nombrada directora de la
Escuela Práctica de la Normal en San Juan. En 1902 abrió una academia para
formar maestros. Fundó el Colegio Ponceño y el Colegio Mayagüezano.
Roqué De Duprey participó en la vida
política del país destacándose en la lucha por los derechos de la mujer
puertorriqueña. Fundó en 1917 la Liga Femenina Puertorriqueña, primera
organización feminista de Puerto Rico. Luego, en 1924, fundó la Asociación de
Mujeres Sufragistas, que tuvo un papel protagónico en la obtención del voto
para la mujer en la isla; voto que se pudo ejercer en 1932. Fue la fundadora de
la revista La mujer, primera publicación que se dedicaba a la mujer. Gran
escritora de novelas, cuentos y libros de textos. Entre sus novelas están Sara, La obrera y Luz y sombra. Fue presidenta honoraria del Partido Liberal
Puertorriqueño. En 1932 recibió un doctorado honorífico de la Universidad de
Puerto Rico.
Sor Isolina Ferré Aguayo
Sor
Maria Isolina Ferré Aguayo, conocida como “El Angel de la Playa”, nació
en la Calle León en Ponce, Puerto Rico el dia 5 de septiembre de
1914. Falleció el 3 de agosto del 2000. Fue una mujer de fe y esperanza,
luchadora y dedicada a las causas más abandonadas. Realizó sus
estudios primarios y secundarios en el Colegio del Sagrado Corazón de
Jesus en Ponce.Se crió en el seno de una familia
profundamente cristiana y a la vez, de grandes recursos económicos
y pudo haber elegido una vida cómoda, socialmente brillante.
Sin embargo, eligió como sendero la vida religiosa, ingresando en el año
de 1935 en la Orden de Las Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad.
Entre sus muchas tareas
cabe destacar su labor como miembro del Comité Contra la Pobreza,
nombrada en el 1963 por el Alcalde de Nueva York, John Lindsay, cargo que
ocupó hasta el año 1968.
Al año siguiente es que decide radicarse en su ciudad natal, y más específicamente, en el sector de la Playa, para dedicarse de lleno a realizar labor social en beneficio de los que allí tanto necesitaban de ayuda. Su legado ha sido el Centro de Orientación y Servicios de la Playa de Ponce, que le ha valido reconocimientos y elogios de prestigiosas personas e instituciones, dentro y fuera de la isla.
Sister Isolina
concientizó a muchas personas sobre la responsabilidad social de cada
uno hacia sus hermanos. Fue una gran “artesana” de seres humanos,
moldeándolos y transformándolos en mejores hombres y mejores mujeres
para la Gloria de Dios. Dejó huellas a seguir con su ejemplo de
compasión, comprensión, dedicación respeto y cariño a los más
sencillos y necesitados.
Para ella los valores de Cariño, Dignidad y Respeto hacia la persona eran esenciales en el trato hacia el desarollo integral.
Sus palabras favoritas: “Esto no ha terminado, porque aunque mi naturaleza mortal detenga mis pies y yo desaparezca físicamente, hay una nueva generación que está contagiada con el mismo cosquilleo que yo y que tampoco podrá detenerse. No permitas que se apague la luz de la esperanza”.
Ana G. Méndez Estanque
Nace el 17 de enero de 1908 en Aguada, Puerto Rico. Sus padres, lo fueron el mayagüezano Francisco González Monge y la caborrojeña Ana Cofresí. A sus doce años, su familia se ubica en el sector El Mosquito del Barrio Obrero, en Santurce buscando prosperidad económica. A doña Ana desde niña le gustaba jugar a ser maestra en sus tiempos de ocio. A la edad de 15 años contrajo nupcias con el señor José Méndez Rivera, con el cual procreo tres hijos: Dora, Grecia y José Méndez.
Sus palabras favoritas: “Esto no ha terminado, porque aunque mi naturaleza mortal detenga mis pies y yo desaparezca físicamente, hay una nueva generación que está contagiada con el mismo cosquilleo que yo y que tampoco podrá detenerse. No permitas que se apague la luz de la esperanza”.
Ana G. Méndez Estanque
Nace el 17 de enero de 1908 en Aguada, Puerto Rico. Sus padres, lo fueron el mayagüezano Francisco González Monge y la caborrojeña Ana Cofresí. A sus doce años, su familia se ubica en el sector El Mosquito del Barrio Obrero, en Santurce buscando prosperidad económica. A doña Ana desde niña le gustaba jugar a ser maestra en sus tiempos de ocio. A la edad de 15 años contrajo nupcias con el señor José Méndez Rivera, con el cual procreo tres hijos: Dora, Grecia y José Méndez.
En 1941 funda junto con sus antiguos profesores; don Alfredo Muñiz Souffront y el Dr. Florencio Pagán Cruz la conocida escuela Puerto Rico High School of
Commerce (PRHSC). Con toda la ilusión de lograr su ideal educativo para
personas de escasos recursos económicos en Puerto Rico se fue casa por
casa a reclutar estudiantes. Esta escuela especializada tuvo sus
comienzos en los altos de un local de Río Piedras con sólo nueve (9)
alumnos.
Más tarde deciden transformar la PRHSC en el Puerto Rico Junior College (PRJC),
primera institución que ofreció grados asociados en Puerto Rico. Su
visión como co-fundadora estaba enfocada en el servicio a la comunidad.
La señora Ana G. Méndez se desempeñó como
Presidenta de la Junta de Directores del Puerto Rico Junior College y
como Presidenta de la Fundación Educativa Ana G. Méndez desde 1952 hasta
el 1972.
Ana G. Méndez siempre estuvo
preocupada por sus estudiantes a nivel individual y personal, pues para
ella era sumamente importante darle la oportunidad de una educación a
nivel universitario.
Ana G. Méndez se destacó como profesora en la
Escuela de Comercio de la Universidad de Puerto Rico, y como figura
central en numerosos comités relativos a la educación así como al
bienestar social de mujeres y jóvenes. Fue presidenta de la Federación
Estatal Puertorriqueña de Comercio y el Club de Mujeres Profesionales
así como de la Cruz Roja del 1963 al 1965. También fue miembro de la
directiva de Fondos Unidos.
Fue premiada por el National
Council of La Raza, así como por instituciones públicas y privadas tales
como el Vaticano y la Legión Americana. Definitivamente, Ana G. Méndez,
es un gran ejemplo de superación y tenacidad, educadora y mujer que tuvo la
capacidad de ver el futuro en sueños para luego vivirlo hecho realidad.
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